No somos más que un suspiro en el aire
Hojas de otoño a la deriva
El tic tac del reloj me suena ahora a latidos del corazón
De un corazón que siente y espera
Espera la inevitable muerte
De un cuerpo que nunca llego a ser habitado totalmente
Cuyo espíritu siempre quiso volar lejos
E inconforme trató de habitar otros cuerpos
Un cuerpo inerte
Sólido como roca
Que soportó maremotos
Desastres inesperados
Amores y odios
De un mundo que sublime
Supera el entendimiento
De los hombres
De los espíritus
Atados a cuerpos inútiles
Pero hay luces que nunca se apagarán…
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