El amor es como un millón de
decimales que vienen y se depositan sobre la hoja de un manzano. Y luego vienen
los gusanos y se comen la manzana antes de que la joven doncella llegue a
cogerla. Y no llega porque se pasó la vida soñando con cosas que no sabía que
jamás podría obtener. Entonces viene el príncipe verde porque azul no es y le
dice que se tendrá que conformar con él porque el príncipe azul no esta aquí.
Entonces la joven doncella se come la manzana con gusanos y todo y después de
escupírsela toda en la cara al príncipe verde, le dice ya pues. Entonces la
joven doncella llega al palacio, que es inmenso y está lleno de flores de
plástico, llega y se ve en un espejo. Una rosa marchita se dibuja en sus ojos,
y debajo, el rostro mustio de una anciana mujer, con ropas raídas y cabellos
grises como el cielo de la ciudad. Entonces la mujer anciana que
nunca supo envejecer, rompió el espejo con la cabeza del príncipe verde, agarra
un pedazo de vidrio y se corta el cuello. Su sangre ahora es como un río que
las hormigas negras no podrán cruzar sino hasta que la anciana doncella se
desangre toda.
Entonces ella se desvanece. El
príncipe verde se desvanece. Los restos del espejo se desvanecen. El castillo,
las flores de plástico, el árbol, los gusanos, la manzana, el vómito, todo se desvanece.
Solo quedaron las hormigas.
Y como me gustaba mirarnos al
espejo…